martes, 5 de junio de 2018

En legítima defensa. Si el litigio es difícil, para una abogada más.


Cuando me recomendaron el libro "En legítima defensa." de Ana Katiria Suárez, inmediatamente mostré interés. La lectura no sólo se limita a explicar el proceso penal que afrontó Yakiri Rubio, quien fue consignada ante un juez por su probable responsabilidad del delito de homicidio calificado y que posteriormente fue absuelta, al demostrarse que actuó en legitima defensa. La obra también permite percatarnos de lo complicado que es llevar una defensa penal y que en ciertos momentos, la dificultad es doble debido a que el defensor es mujer.

No es necesario asumir la defensa penal de un caso mediático, para darnos cuenta de que siempre es complicado y adverso el litigio, máxime cuando tu contra parte es el Estado. Sin embargo, tal y como cuenta la autora, no sólo tuvo que enfrentar esas adversidades como no tener acceso a la averiguación previa, investigaciones deficientes, servidores públicos corruptos e ignorantes o la falta de imparcialidad de los ministerios públicos o del juzgador. También tuvo que superar situaciones en donde distintos personajes, no la veían como una abogada seria, capaz y profesional enfocada en encontrar una solución favorable a su cliente, sino que dichos personajes en sus puestos de poder, la veían como una mujer a la que se le puede insinuar un "quid pro quo" si es que realmente le interesa ayudar a su cliente. 

"En legitima defensa" lejos de ser un libro que sólo muestra la versión de la defensa del caso de Yakiri Rubio, nos invita reflexionar sobre el rol del defensor ante casos de índole sexual. Por ejemplo ¿Cómo debe actuar el defensor? ¿Qué hay que tener en cuenta para establecer la defensa? ¿Qué gestiones además de jurídicas pueden ayudar a nuestro cliente? Así mismo, nos deja claro el mensaje de que por más adversidades que enfrentemos, no se puede titubear en la estrategia, en lo que se argumenta y en lo que se impugna. Menos si la defensa como se dijo anteriormente, la asume una mujer.

Vale la pena leer la experiencia narrada por la abogada penalista, para entender que en esta profesión siempre llega un caso que nos marcará, ya sea en materia penal o en familiar, ambiental, etc., pues  nunca hay que olvidar que si se sale avante en esa clase de juicios complicados, la recompensa no sólo se ve reflejada en algo económico o prestigio (por ser pro bono), pues va más allá, ya que es algo que solamente un abogado con años de práctica entenderá.      

Una vez que terminé de leer el libro, que por cierto no me llevo más de un día, reflexioné sobre varias cosas. Por ejemplo, si bien la autora tuvo muchas adversidades como defensora, considero que no fueron todas. Hay que recordar que en muchos casos, algunos (as) colegas no sólo enfrentan las adversidades que se mencionan en el libro, también sufren de clientes desleales, esos que no confían en ellos, o que a cada rato cuestionan la estrategia porque no ven una solución pronta y que tornan difícil seguir con la defensa. O bien, de contra partes que no sólo son poderosas políticamente, sino económicamente y que harán cualquier cosa para que pierdas. También, hay que señalarlo, que muchos colegas no viven para concluir los juicios pues son asesinados. 

Finalmente, la autora también agradece a todas las personas que la ayudaron con el caso. El apoyo iba desde conseguirle una cita con cierto servidor público hasta como redactar los agravios para la apelación contra el auto de formal prisión. Además, la autora afirma que tal ayuda, se la brindaron personajes del Poder Legislativo, así como del Poder Judicial de la Federación, por mencionar algunos. En ese sentido, cabe aclarar que muchos (as) colegas no tienen esa fortuna, lo que sin duda, hace más difícil el ejercicio del oficio de abogado.

Se agradece lectura y me encuentras en twitter como @abogadotellez 

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