domingo, 29 de marzo de 2020

Compulsion.

Con la pandemia mundial del #COVID-19 que actualmente nos azota, las personas que tenemos el privilegio de poder quedarnos en casa y evitar salir con la finalidad de que no se propague el virus, tenemos la oportunidad de realizar muchas actividades debido al tiempo con el que disponemos. 
 
Recientemente leí un post, donde realizaban una lista de las 25 mejores películas de abogados de "todos los tiempos", y aunque he visto la mayoría de las que ahí mencionaban, había una que no, y que me llamó la atención. 

Se trata del film "Compulsión" de 1959, dirigida por Richard Fleischer. La historia en términos generales, se encuentra ambientada en el Chicago de finales de los años veinte. y nos presenta a dos estudiantes de derecho que provienen de familia acomodada.

Estos chicos entre los 18 y 19 años, dada la monotonía de su vida y sin ningún tipo de responsabilidad para alguien con dinero, les lleva a cometer algunos delitos menores como el robo para sentir esa adrenalina de hacer algo malo y salir impune, pero llega un momento en que se plantean realizar un homicidio con la finalidad demostrar que tienen una inteligencia superior y que ello les permitirá cometer el crimen perfecto en el que la policía no podría descubrir al asesino, y que la prensa este hablando de ello.   

Sin extenderme en los detalles, los chicos son detenidos y llevados al tribunal para ser juzgados por asesinato, pidiendo el fiscal la pena máxima en aquellos tiempos: la pena de muerte por ahorcamiento.

Los padres, con bastos recursos se deciden buscar al mejor defensor que logre la libertad de sus hijos, escuchando que en la Ciudad se encontraba Jonathan Wilk, el mejor abogado del país.

Los familiares no dudan en contratarlo y es aquí donde el film empieza a mejorar. El abogado asume una defensa donde sus representados se encuentran confesos, hay pruebas de culpabilidad que son irrefutables y lleva a las preguntas del millón.

¿Qué puede hacer un abogado en un caso perdido? ¿Deja de ser "bueno" si no logra una victoria? 

No es ninguna novedad que nuestra profesión es una de las que son severamente juzgadas por la sociedad, y no es para menos, pues el trabajo que realice el defensor repercute en los derechos, la propiedad y las posesiones de las personas.

Tampoco sorprende que no entiendan los asuntos judiciales, pues durante mucho tiempo la cuestión jurídica la comprenden en blanco y negro.

¿A qué me refiero? Generalmente, las personas (y muchos abogados) ven los litigios como un duelo en donde una parte gana de manera absoluta a la otra porque esta fue mala o defectuosa. Nunca reflexionan sobre las circunstancias del caso y las razones de porqué el tribunal resolvió en ese sentido.

Lo mismo se le plantea al abogado del film. De acuerdo a los familiares, a la sociedad y a la prensa, una victoria es conseguir la libertad de sus hijos, pues eso consigue un "buen" abogado; no les importa si se alega la locura o si el fiscal no es muy bueno, o si las pruebas que se aporten son contundentes.

No obstante, el abogado con casi cincuenta años de experiencia, traza una estrategia en dos puntos.

1. Aunque quiere una evaluación psiquiátrica para sus clientes, no apostará por la defensa de la locura.

2. Reconocerá la culpabilidad de sus clientes, y pedirá que se prescinda los servicios del jurado y que el juez dicte una sentencia.

El fiscal, la prensa y sobre todo los familiares, no entienden esa decisión. Por el contrario, ahora los familiares quieren despedir al abogado, pues consideran que fue un error, pero el abogado con esa firmeza les dice que no se equivocó en su decisión y pidió que confiaran en él.         

Es en este momento del film, que la actuación de Orson Orwells es memorable, realiza un alegato en contra de la pena de muerte necesario, no simplista, y contundente. 

El abogado logra al final que sus clientes no mueran y que los condenen a cadena perpetua. 

¿Acaso es esta una victoria? Desde luego que si. 

El abogado sabía bien desde un principio que no podía lograr la libertad de sus clientes, pero si podía lograr que no fueran ahorcados. 

En la película, no solo logró convencer al juez si no a la sociedad en general, que la pena de muerte no era otra cosa que una venganza y no justicia, pese a que el asesinato fue infame. 

Todo esto me hizo recordar que nuestra labor no se trata como tal de victorias absolutas, si no de soluciones. Habrá litigios en donde incluso ganar por forma es la mejor solución que requiera la persona dada las circunstancias que lo llevaron a juicio, en otras, el convenio será lo mejor que una condena por sentencia. 

Como comentario final, el film está basado en el caso de Nathan Leopold Jr. y Richard Loeb, quienes fueron representados por el gran Clarence Darrow. 

Agradezco la lectura y me encuentran en Twitter como @abogadotéllez.

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